15/9/07

Entrevista profética

Digitalizado del libro de : VICENTE PARRINI ROCES
MATAR AL MINOTAURO
CHILE. ¿CRISIS MORAL O MORAL EN CRISIS?
CONVERSACIONES CON ANTONIO BENTUÉ, DIAMELA ELTIT, HUMBERTO GIANNINI, MARTIN HOPENHAYN, OSVALDO LIRA

Editorial Planeta Chilena SA
Santiago, Enero 1993
OSVALDO LIRA: "EL DEMONIO ESTÁ ENTRE NOSOTROS"
'Sea vuestro lenguaje sí, sí, no, no, que de lo que de éste excede de mal principio procede'
(Sermón de la montaña, San Mateo)

El padre Osvaldo Lira desciende lentamente los peldaños de su casona en calle Bustos, donde reside junto a otros sacerdotes de la congregación Sagrados Corazones, a la cual pertenece. Vistiendo rigurosa sotana y zapatones negros, saluda con afecto a quien lo someterá a un interrogatorio ético. Ha preferido la entrevista directa a contestar el cuestionario por escrito, ya que acaba de terminar su último libro sobre los derechos humanos ("que me tienen hasta la coronilla') y está agotado de sentarse a la máquina.
Hijo de Luis Lira Luco, tesorero de una institución de caballeros que administraba los hospitales y asilos antes de que surgiera el Ministerio Nacional de Salud, don Osvaldo nació un 11 de fe- brero de 1904, a las cinco de la mañana, y fue bautizado el mismo día, como se usaba entonces, en Catedral esquina Amunátegui, casa de su abuelo materno.
Personaje controvertido, odiado por unos, idolatrado por otros, se le conoce como uno de los maestros de Jaime Guzmán, y también por mantener relaciones amistosas con el sector más conservador del clero. Hombre de comunión diaria, sus misas en latín aún son recordadas por quienes tuvieron la oportunidad de escucharlas.
Uno de sus amores fue la docencia, a la que dedicó 66 años de su vida, en colegios y universidades. Sus ex alumnos del Instituto de Filosofía de la Universidad Católica aún lo recuerdan deambulando por los pasillos en busca del aula, donde intentó descifrar los misterios de la metafísica.
Ha publicado una quincena de libros, todos dedicados a los temas que lo obsesionan: la estética, la hispanidad y el mestizaje, las relaciones entre catolicismo y democracia, reflexiones sobre diversos filósofos que admira o desprecia, privilegiando, por cierto a su gran Santo Tomás.
A la hora de ser conminado a decir lo que piensa el hombre dispara directo al miocardio, con una pasión que le cualquier adolescente: eleva las manos al cielo como pidiendo la venia divina, no ahorra epítetos cuando se trata de sintetizar un juicio, reconoce su amistad con Pinochet y con el general Contreras, justifica el golpe de estado del 73, desprecia todo lo que huela a concilio Vaticano 11 y elude las zonas tibias, como si en eso se le fuera su honra.
Uno puede o no de acuerdo con su visión de mundo, puede o no creer en ese Dios del que habla como si estuviese allí escuchándolo, pero es difícil dejar de sentir la fuerza de sus convicciones que manan tan atronadoras corno el vozarrón templado que aún conserva, ya próximo al siglo de existencia en estos territorios mundanos.
Usted, don Osvaldo, es bastante duro en su juicio al papel que la Iglesia ha jugado en estos años pero, concretamente, ¿Cuáles son los deberes que, según usted, la Iglesia ha descuidado?
El principal deber es la enseñanza de la religión católica, y eso está muy abandonado. Antes, por ejemplo, en los colegios se decía el Catecismo de memoria, y hoy nos encontramos con niños que no se saben los mandamientos de Dios ni los sacramentos. Hay una especie de abandono de cansancio y no se considera que la naturaleza por sí sola no puede combatir en pro de la moral.
Muchas veces los católicos fallamos, y más ahora cuando los elementos antihumanos y anticristianos se han infiltrado en la Iglesia El denomino está presente entre nosotros.

¿Usted visualiza el demonio en la vida nacional?
Con cuernos, con alas, con patas de ciervo y con colano. Pero cono dijo San Pablo, el demonio se disfraza de ángel de luz y eso lo estarnos viviendo ahora. Se está verificando lo que dice Isaías: 'comamos y bebamos que mañana moriremos'. Si no se cree en la otra vida, no queda otra que pasarlo bien en ésta. Una vez un tipo me dijo, refiriéndose a mi sotana: '¿para qué usa esa cosa si todo va a terminar en nada?' Mira -le dije-, yo te cito cuando estemos los dos ante el padre celestial a ver qué cara pones. Muchas veces los pecados no son de malicia, son de inconsciencia o debilidad.
Pero Nicanor Parra dice en un poema que 'el hombre es un embutido de ángel y bestia'.
Por favor no me nombre a ese roto blasfemo, que no lo soporto. El hombre debe ser santo. Ahora, para convertirse en demonio, hay que creer en el demonio y para eso hay que ser cristiano. Si el cristiano se deja estar y no vive según los preceptos de Dios, puede convertirse en demonio.
Usted ha sostenido que los cristianos deben ser valientes. ¿Qué significa la valentía cristiana en lo concreto?
En primer lugar, no escudarse en lo que algunos llaman pecado social: peca el hombre, fulano de tal, Osvaldo Lira. A veces se dice 'la naturaleza nos envía este castigo'. Eso es una tontería: es Dios, la Santísima Trinidad, que es el Padre, es el Hijo, es el Espíritu Santo. Y se acabó. El cristiano tiene que dar testimonio: 'De aquel que se avergüence de mí delante de los hombres me avergonzaré yo delante del padre celestial', dice Cristo. Hay gente que se define como cristiana y no sabe nombrar a Cristo. A un amigo no le imprimieron un libro en una editorial chilena porque nombraba mucho a Dios: ¿Qué le parece? No hay que olvidarse de que la condición humana no la podemos perder, pero sí podemos perder la condición de hijos de Dios. Hay que decir las cosas por su nombre y afirmar los dogmas de fe. Por ejemplo, se hacen encuestas a chiquillos mayores de doce años, en colegios católicos, y más de un sesenta por ciento dice que ha tenido relaciones prematrimoniales. Ninguna autoridad se levanta para decir que son relaciones pecaminosas, porque son unos cobardes...

¿Pero usted considera un pecado muy grave tener relaciones pre matrimoniales?
No. Fn primer lugar, el precepto que lo prohíbe es el sexto. Hay cinco más importantes . Lo que pasa es que el muchacho está ejerciendo, inoportunamente, una función natural. Además, para que haya un pecado grave se requiere plena advertencia de la inteligencia y pleno consentimiento de la voluntad. Ahora yo me pregunto ¿Hay consentimiento pleno o la pasión nubla muchas veces la voluntad? A mí me parece más grave que aparezca un cura en un diario - como de hecho apareció- diciendo que el demonio no existe. Niega un dogma de fe y nadie dice nada. Lo mismo respecto al aborto, sobre el que quieren legislar los herederos del socialismo español que tenemos en Chile. me parece absolutamente condenable, el asesinato más cobarde. La persona humana existe desde el primer instante de la concepción, donde se junta el principio femenino y masculino hay un alma inmortal. Matarlo, es matar a un ser indefenso, y lo peor, es que esas almas mueren sin bautismo. Respecto al divorcio, lo mismo - lo que Dios ha unido no lo separa el hombre.
¿Cuál sería la diferencia, en términos éticos, entre tener claros los principios y la beatería de los que ven pecado en todo?
No hay regla general, pero los pechoños son gente tonta, limitada, les falta gallardía, son tibios y no les gusta hacer olitas. Y, a veces, es necesario hacer olitas y muy fuertes, porque la violencia no siempre es mala. En San Lucas se dice: “El que viene a mí y no odia a su padre, a su madre, a su esposa e hijos, a sus hermanos, y a sus hermanas, incluso a su propia alma, no puede ser mi discípulo'. La paz de Cristo no es la paz de los tibios. La violencia de suyo es indiferente, puede ser buena o mala, según los fines. Cristo dice por ahí. 'El reino de los cielos padece violencia y sólo los violentos lo arrebatan'. Entonces, yo me pregunto si la violencia que arrebata el reino de los cielos es mala. El cristiano debe tener mucho de guerrero, o si no pensemos en las cruzadas realizadas por santos, como la séptima y la octava, que fueron hechas por San Luis, el rey de Francia. Un amigo mío, José Antonio Cortázar, me decía: "Hombre, si a mí me atacan con armas, ¿Usted cree que yo voy a responder con silogismos?" Ahora vernos como muchas marionetas que nos gobiernan no son capaces de defender a nadie.
Parece que no le simpatizan mucho los pechoños...
Para mí los pechoños son una calamidad pública. Mire, yo en cierto sentido soy muy anticlerical. Yo trato de ser fiel a Cristo, que está por encima del Papa. A veces, discutiendo, la gente me ha argumentado que yo no tengo la verdad absoluta. ¿Y cómo que no -les respondo- si tengo a Cristo que es la verdad absoluta? Veo mucha pechoñería en la Iglesia actual, y más en las autoridades que en el pueblo católico. Es la hipocresía. Por ejemplo, respecto del plan de educación del gobierno, que es atroz, los únicos que han sido valientes son Felipe Bacarreza, que es muy amigo mío, Antonio Moreno, el arzobispo de Concepción, Jorge Medina y algún otro. Tomás González replicó a Bacarreza, diciendo que hablaba "a título personal'. Y por supuesto que tiene que hablar en forma personal, si somos personas. El cobarde se escuda tras las instituciones y se mueve en la línea media. En el Apocalipsis, en la séptima de las cartas, le dice el Amén, que es Cristo, al Angel de la Iglesia de Laodicea.- "He notado que no eres ni frío ni caliente, sino tibio, y porque no eres frío ni caliente, sino tibio, he comenzado a vomitarte de mi boca" - Ahora estamos llenos de tibios e ignorantes, de una ignorancia culpable, porque nadie se interesa en saber las verdades de la fe, nadie.
Pero hay ciertas formas de violencia, a lo mejor no tibio, pero que atentan contra los derechos humanos en nombre de causas supuestamente justas y hasta en nombre de principios cristianos...
En primer lugar, no todo el que se dice cristiano, es cristiano. En segundo lugar, la existencia humana no comienza con un derecho, comienza con el deber de adorar a Dios por sobre todas las cosas y de reconocer su dominio soberano sobre todo el universo, porque él me está creando. Derecho a la vida, por ejemplo, yo no tengo. Derecho a conservar la vida que me ha sido dada por Dios, eso sí. Esto, en virtud de la parábola de los talentos- Dios me ha dado a mí no sé si cinco, dos o un talento, pero lo que me ha dado me obliga a trabajarlo para rendir cuentas. Y los derechos humanos de la Revolución Francesa, ¿sobre qué se fundan? Comienzan por negar a Dios, niegan las esencias de las cosas, con lo cual dicen que el hombre se hace libre. Unamuno afirma que "no canta libertad más que el esclavo, el libre canta amor, te canta a ti, señor".
LA COBARDÍA DE LA IGLESIA
¿Qué le parece el rol de la Iglesia chilena durante el régimen pasado, en defensa de los derechos humanos?
El problema es que la Iglesia intervenía en favor de los unos y no de los otros. Hubo en eso una parcialidad evidente, porque, en general, los obispos no han sabido ser obispos ante todo.
Usted en su larga experiencia tiene que haber visto cambiar muchas cosas y haber vivido muchas etapas conflictivas de la historia nacional. Haciendo una retrospectiva, ¿en qué se diferencia el país de ahora del país que usted conoció en sus tiempos de estudiante, para decir que estamos en una crisis?
En todas las épocas ha habido inmoralidades. No es que hoy se falte más a la moral, sino que hay una gran ignorancia de principios morales. Y, en ese sentido, es culpable quien no sabe lo que debiera saber. Otro aspecto importante es que se ha perdido la vigencia social de la religión. La Iglesia ha ido perdiendo, paulatinamente, importancia en Chile. San Pablo dice por ahí que "nadie es tentado por encima de sus fuerzas, porque poderoso es el señor para mandar, junto con la tentación, las fuerzas necesarias para vencerla". Entonces, es cuestión de pedir a Dios, y a veces no pedimos, hemos perdido la comunicación con Dios. Uno de los motivos es que todavía está rondando la revolución francesa, hasta en la política: la división de izquierda y derecha, la gauche, la montaigne, todos son términos revolucionarios y es ridículo aplicar conceptos topográficos para designar el mundo político. Además, como dije, la Iglesia está infiltrada por elementos anticristianos que pueden ser identificados por sus conductas. En mi propia congregación, un cura, al que prefiero no mencionar, preguntaba, a propósito de la conquista española, con qué derecho 'un puñado de gente' había ocupado un continente entero. De esa manera resumía la colonización hispana. Pero se olvida que el deber de esos hombres era predicar el Evangelio de Cristo por todas las naciones y fue la propia Isabel la Católica quien dijo que más que soldados, quería misioneros. Esas son las distorsiones que le hacen perder fuerza a la Iglesia.
Pero si es tan terrible la situación en la Iglesia, ¿por qué la jerarquía no se pronuncia sobre este tema como lo hace usted?
Lo que sucede es que la jerarquía de la Iglesia no habla cuando debe, y no habla claro cuando lo hace, a diferencia de otros tiempos. Le pongo un ejemplo. Cuando vino la herejía modernista hubo varias figuras responsables, Emesto Vonajutti, Alfred Loisy y otros dos. La herejía consistía en decir que las proposiciones que expresaban los dogmas iban cambiando, según cambiaba en el curso de los años la significación de los términos. En consecuencia, no había estabilidad posible, se acababa todo. Entonces San Fío X lanzó contra los cuatro la excomunión mayor, “ la excomunión vitanda", como se le llamaba, que consistía en que las personas que hablaban con los excomulgados incurrían en excomunión también. En cambio, ahora la cosa es diferente: un cura como Hans Küng, por ejemplo, que ha negado todos los dogmas posibles imaginables, incluso la transustanciación, el único castigo que ha recibido es no poder hacer clases en la universidad católica donde tenía cátedra. Tenemos en Brasil, hoy, a un tal Leonardo Boff que se burla del Vaticano hasta que le dan arcadas, y a un tal Pedro Casaldaliga que se titula monseñor de la hoz y del martillo y que hace 20 años está de vicario apostólico. Cuando triunfó la revolución sandinista le enviaron una casaca verde oliva como regalo y dijo que esa imposición de la casaca era una nueva ordenación sacerdotal. Imagínese. Lo sobrenatural hoy día no existe, hombre. El otro día me contaron que habían visto en una Iglesia a una mujer diciendo misa. ¡Eso no puede ser!, porque Cristo se hizo hombre y el sacerdocio es de Jesucristo. Por algo será que Dios se hizo hombre y no mujer.
¿De qué manera ha incorporado usted las conclusiones del Concilio Vaticano 11 en su vida pastoral?
El Concilio Vaticano 11 hay que borrarlo todo de un plumazo. No hay nada que me interprete, salvo las cuestiones dogmáticas en que se cita a concilios anteriores. Hay cosas que las pudo haber redactado el más pintado de los liberales. Hubo malos manejos, hubo censura, hubo manipulación, se alteraron las comunicaciones. Lo que no sea dogma puedo borrarlo de un plumazo y no caer en herejía. Los papas que lo convocaron dijeron que era un concilio puramente pastoral. Sólo los dogmas de fe uno está obligado a acatarlos.
¿Qué pasa si siente un desacuerdo con un dogma de fe, aunque no lo manifieste?
No debo sentirlo. Y si lo siento, mi voluntad tiene que decir que sí, amén.
Y respecto a los rituales, ¿está de acuerdo con la evolución que se ha dado en la liturgia?
En eso soy inclaudicablemente conservador. El rito juega un gran papel, que es rodear al acto de la importancia que tiene. A nosotros la grandeza nos entra por los ojos. Antes, en la comunión, cuando se caía una hostia al suelo se ponía un purificador para que nadie la pisara, como una muestra de respeto. Hoy día da lo mismo. Un padre amigo me contó de un cura en Italia que echaba a la basura las hostias que sobraban. ¡Qué le parece! Yo digo en Latín la Misa diaria en el Altísimo que hay en casa. En Europa se está volviendo al latín, que es la lengua madre.

Hay personas que al escuchar sus palabras podrían calificarlo de persona pacata, como guardián de una moral obsoleta...
Esas son categorías ridículas. La moral no es esquemática, los hombres no somos esquemas. Hay un principio fundamental de la filosofía tomista que dice que todo individuo es inefable, por el hecho de existir. La única conceptualización del existir es en cuanto Dios se conoce a sí mismo y se autoconceptualiza, y como El es el existir puro, conceptualiza el existir y ese es el verbo eterno. Pero yo no puedo conceptualizar el existir, porque no tengo vocación de padre celestial. Menos para estar clasificando a las personas.

Hay quienes sostienen que la moral depende de la cultura en que estemos insertos, que toda moral es cultural. ¿Qué opina de este pensamiento?
En primer lugar, los valores humanos trascienden las particularidades de las culturas. Todos tenemos la misma naturaleza humana que nos somete a las mismas obligaciones y a los mismos derechos. Dios es el ser infinito, por lo tanto, El ha actuado para sí mismo y nos ha creado para sí. Esto significa que el hombre tiene que dirigir todos sus actos a Dios. Esa es la fuente de la moral: la contingencia nuestra, la insuficiencia entitativa por decirlo así, y el hecho de que Dios me está insuflando existencia en cada uno de los momentos de no existir. Hay muchas personas que son de una incultura aparente, pero son profundamente morales: en los campesinos que no están contaminados por la ciudad uno lo ve, hay un sentido de la rectitud, del honor, que no es deliberado, porque es gente muy sencilla. Yo gozo conversando con los campesinos, porque tienen un sentido de la fe que es pasmoso. Esta vida urbana actual, en cambio, no es más que el dinero y el dinero y el dinero, y lo demás importa nada.
Usted critica mucho la ostentación y la desigualdad económica, sin embargo es defensor de la obra del régimen militar cuya política económica estimuló gran parte de los problemas que señala...
Yo no defiendo toda la obra del régimen militar y, precisamente, en lo económico es donde menos me identifico con él. La ostentación es mala en cualquier régimen. Ahora, por ejemplo, tenemos a senadores que ganan tres millones y médicos que ganan 180 mil pesos mensuales. ¿Es eso justicia económica?
Pero usted que está tan disconforme con la vida actual, ¿cómo se imagina una sociedad donde se viva la esencia del cristianismo?
Creo el origen divino de la autoridad, que está en San Pablo en los seis primeros versículos del capítulo 13 de la epístola a los de los romanos. Incluso cuando se aplica la pena de muerte a autoridad Política actúa como representante de Dios: cuando Pilatos le dice a Cristo que tiene poder para crucificarlo y poder para soltarlo, Cristo le responde”: tú no tendrías poder sobre mí, si no se te hubiera dado desde lo alto". Ahí Cristo reconoce la legitimidad de la autoridad.
En cuanto al gobierno, soy partidario del estado corporativo, pero no del fascista, sino del estado corporativo tradicional. Tiene que haber un jefe de Estado que tenga la triple función, y eso no es absolutismo, debido a que los súbditos tienen un derecho natural que no depende del gobernante, depende de Dios, Porque Dios los ha creado y Dios los está creando. Y, justamente, la condición humana de animal racional - imagen de Dios por creación e hijo de Dios por adopción- es el dique que tiene el gobierno para no extralimitarse. En cambio en este sistema, Para que el gobernante no se extralimite, fraccionan el poder público corno un queso.
El Pueblo, desde la visión tomista, debe organizarse en gremios, en corporaciones, que no sólo tienen que ser laborales, sino también intelectuales, y que esas personas tengan sus representantes en el poder, público. A un amigo, que me preguntó cómo funcionaría este Estado, le dije: deja el potencial simple y pon el pretérito indefinido -cómo,”funcionó” ese estado-, porque funcionó: ese fue el régimen del imperio español de Felipe II y funcionó tan "mal" que España llegó a tener un imperio donde no se ponía el sol.
A propósito de España ¿qué opina de la discusión que se ha generado en la comunidad mapuche a raíz de la celebración de los 500 años del descubrimiento de América?
Algunos dicen que los españoles arrasaron con todo, pero los que hablan de esa manera ¿de quiénes descienden, ¿de los que estaban o de los que llegaron? Si es lo segundo, tendrían que decir "arrasamos con todo". Esa es la lógica elemental que la gente no aplica ni siquiera en las situaciones más triviales. Ahora, el problema del racismo en Chile es inventado. Está el caso, por ejemplo, de Martín García Oñez de Loyola, gobernador de Chile, que se casó con doña Beatriz Ñusta, una inca. Dice un cronista, comentando el hecho, que en los hijos de ambos "se mezcla la sangre de San Ignacio de Loyola, San Francisco de Borja y Atahualpa". América del Norte estaba tan poblada de indios como América del Sur, y quedan un millón apenas; sin embargo, en Hispanoamérica no bajan de 50 millones, sin contar los mestizos. Además otra cosa: a los araucanos, en general a los indígenas del Sur de América, los que los odiaron y los persiguieron más, fueron los chilenos y los argentinos. La guerra española contra los araucanos termina en el parlamento de Guillín, siglo XVIII, pero después vino el alcoholismo, la pobreza, la discriminación, que fue producto de la República. A los onas y a los yámanas, los colonizadores chilenos les disparaban como a animales.
EL AMIGO PINOCHET
Así como usted enjuicia la democracia, me gustaría que hiciera una breve evaluación ética del Golpe de Estado de 1973...
Para que un golpe de Estado sea legítimo se necesitan varias condiciones: que se hayan agotado todos los medios pacíficos, que el levantamiento represente a la mayoría de los sectores nacionales, que se observen las leyes morales y la rectitud de intención, y que los males que va a traer consigo el levantamiento armado, sean menores que los males que se tratan de evitar. El 23 de septiembre de 1973, una periodista de El Mercurio me preguntó qué me parecía el Golpe y yo le dije que estaba encantado, porque cumplía con todas las condiciones anteriores, porque se había originado en una revolución legítima y porque estaba gobernando para el bien común. Esta materia es perfectamente opinable y, sin embargo, el Cardenal Silva me mandó a decir que si yo volvía a hablar sobre eso me suspendía. No tuve más remedio que obedecer a ese acto de matonaje...
¿A estas alturas no se arrepiente de haber dicho lo que dijo?
No me arrepiento de haber dicho lo que dije. Yo, por lo que he visto en mi larga vida -salí del colegio a los 15 años, hace 74 años-, creo que los regímenes militares han realizado obras trascendentales: me refiero a la primera presidencia de Ibáñez y al gobierno de Pinochet.

¿Y le parece que Pinochet durante su gobierno se rigió por los valores cristianos?
Yo soy muy amigo de Pinochet. Lo conocí cuando estaba en segundo humanidades, el año 1929, en Valparaíso. El gobierno que hizo es infinitamente superior a cualquier gobierno democrático. Habría que ver si el asunto de las torturas es cierto, porque no se olvide que la mayoría de los países estuvo contra él, toda la prensa internacional jugó un papel vituperable. Es posible que se hayan cometido algunas violaciones, pero ni más ni menos que en cualquier régimen democrático. Hoy se asalta a la gente y no pasa nada, los malhechores están libres al mes, la gente no puede vivir tranquila: eso también atenta contra la dignidad de las personas. Este gobierno es ilegítimo, en la medida que no asegura la tranquilidad mínima de los ciudadanos. Pinochet es un hombre de bien, absolutamente: he conversado muchas horas con él y me consta que nunca ha ocultado su condición de católico y que la practica. Los dos tomos de memorias, que ha publicado, son absolutamente correctos y ortodoxos, desde un punto de vista cristiano.

Se dice que también es muy amigo del general Contreras...
Soy muy amigo del general Contreras, y estoy seguro que no tiene nada que ver con la muerte de Orlando Letelier. Yo lo conozco mucho y la hipocresía tiene ciertos límites. Le tengo una confianza absoluta...
¿Le parece un buen hombre?
No. Me parece un hombre bueno, un hombre de bien, que es distinto.
Pasando a otro tema, ¿cómo cree usted que se podría llegar a una síntesis entre la tradición y la modemidad? ¿Cómo se pueden conciliar los valores que usted sustenta con los que van surgiendo fruto del pluralismo, de la diversidad de pensamientos que conviven en la sociedad moderna?
Una cosa es tradición y otra es rutina. Cómo vamos a desconocer a los nuevos escritores, a los nuevos científicos, a los nuevos filósofos. Nadie en el pasado lo dijo todo, ni podía decirlo todo. Ahora, claro, la inmoralidad es también producto de una evolución, como dice el refrán, 'aquellos polvos trajeron estos lodos". Pero hay una cuestión clara- sus acciones están reguladas por su naturaleza y las mías por la propia. Cuando mi naturaleza y la de usted regulan nuestras acciones se convierten en ley. Por eso la ley moral no puede ser independiente de una teología. Del pluralismo siempre he sospechado, porque yo no dejaría que un arquitecto que dice que dos más dos son cinco construyera mi casa. ¿Y por qué la casa no y los valores sí?

EL ANTICRISTO VIENE
¿Hay alguna época de la historia donde usted vea una relación más directa entre la vida cotidiana del hombre y los valores cristianos?
Históricamente, en la cristiandad medieval fue cuando el hombre estuvo más cerca de Dios, por la vigencia política del cristianismo. Porque todas las instituciones públicas eran fruto de la posición católica. La Iglesia tenía poder político y lo ejercía moralmente. La otra vez, alguien se quejaba en un diario de que si había prohibido a un grupo de rock satánico, "al estilo del medioevo”. Hablan de la Edad Media y no saben de qué están hablando. Hay una ignorancia de la historia que es aberrante. Fíjese que cada día me convenzo más, especialmente cuando veo que la imbecilidad humana predomina, de que viene el anticristo, la apostasía universal, el hombre de pecado que, como dice San Pablo, se sentará en el trono de Dios y se hará adorar como Dios, hasta que se produzca la segunda venida de Cristo.
¿En qué consiste eso de la Apostasía Universal? Yo soy partidario del padre Lacunza, en el sentido de su obra 'La venida del Mesías en gloria y majestad' y que tiene como subtítulo: Reflexiones dirigidas al sacerdote cristófilo por el judío converso Juan Rosafat Ben-Ezra, que es él. La tesis de Lacunza es que Cristo, en su segunda venida, reinará por mil años en la tierra.- allí aniquila a todos sus enemigos y establece sus dominios en el monte de Sión en Jerusalén. Para entender esto, es cuestión de leer el Apocalipsis nada más. El anticristo no es una persona, es un tipo de hombre. En el capítulo 20 del Apocalipsis se habla cinco veces del reinado de mil años. Y la tesis del padre Lacunza es que la vida eterna la vamos a pasar en este mundo, porque consiste, formalmente, en la visión de Dios, ya que aquí fue vencido Cristo, por el demonio en la cruz, y aquí tiene que triunfar. En el Apocalipsis se dice que el ángel lleva al demonio y lo encierra durante mil años, y sale de nuevo el demonio y viene la lucha entre Goga y Mago, en que Cristo vence y entrega el reino al Padre.

Homenaje en su centenario a un chileno universal: El P. Lira

Actividades en recuerdo de un pensador de la Hispanidad

Todos los años coinciden con multitud de aniversarios relacionados con efemérides concretas o el nacimiento o defunción de algún personaje mayor o menormente conocido. Así, por ejemplo, en este año del 2004 se celebra el centenario del nacimiento del sacerdote Osvaldo Lira Pérez (SS. CC.). Efectivamente, nuestro personaje nació hace un siglo, para ser más precisos un 11 de febrero de 1904, en la ciudad de Santiago de Chile, donde fallecería, un 20 de diciembre 1996, a los 92 años. Osvaldo Lira abandonó lo que sin duda sería una vida cómoda de una familia de la alta burguesía por el sacerdocio, en 1922 ingresa como postulante a la orden de los Sagrados Corazones, orden en la que se había educado, y en 1928 canta su primera misa. Una fecha clave es la de 1934, en ese año conoce a Julio Philippi y a Jaime Eyzaguirre, y comienza sus colaboraciones en la revista Estudios, una de las revistas claves en la divulgación del pensamiento social cristiano en Chile, y que contó con las colaboraciones de un buen número de intelectuales hispanomericanos. En 1939 el Padre Lira viaja a Europa, donde le sorprende la II Guerra Mundial, transladado a España, donde permanecerá hasta 1952, primero en Miranda de Ebro y después en Madrid. Es en España donde publica sus primeros libros, colaborando con diversas revistas de ámbito cultural, tales como Revista de Ideas Estéticas, Cuadernos Hispanamericanos, Revista de Estudios Políticos, Revista de Filosofía del Instituto Luis Vives, Occidente o Alférez. Ya de regreso a su patria natal es destinado por su orden a la ciudad de Valparaíso donde imparte docencia tanto en el colegio que los padres franceses poseen en aquella ciudad como en la Universidad Católica de Valparaíso. Desde 1960, ya en Santiago de Chile, imparte las cátedras de metafísica, teodicea y estética en la Universidad Católica de Chile, y colabora en la revista Finis Terrae que impulsa y dirige Jaime Eyzaguirre. Allí vive los aciagos años de la “revolución en libertad” de Eduardo Frei, y los 1000 días del gobierno de la Unidad Popular. En sus últimos años de vida se dedicó a reunirse semanalmente con diferentes grupos de jóvenes, en las casas de sus familias, en donde trataba de continuar de algua forma su labor formativa, y ello -y a pesar de los años- sin interrumpir su labor creadora, de hecho uno de sus últimos libros ve la luz tres años antes de que éste falleciera. Su obra es abundantísima, y sin hacer referencia a sus centenares de artículos creemos que sería conveniente referir sus libros: Nostalgia de Vázquez de Mella, Difusión Chilena [Colección Verbo], Santiago de Chile 1942, 239 págs; Visión política de Quevedo, Seminario de Problemas Hispanoamericanos [Cuadernos de Monografías, 3], Madrid 1948, 286 págs; Vida en torno, Revista Occidente, Madrid, 1949, 365 págs.; Hispanidad y mestizaje, y otros ensayos, Cultura Hispánica [Colección hombres e ideas], Madrid 1952, 263 págs; Ortega en su espíritu. I: Metafísica y estética, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile 1965, 443 págs.; Ortega en su espíritu. II: Psicología, gnoseología, política, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile 1967, 405 págs; Poesía y mística en Juan Ramón Jiménez, Pontificia Universidad Católica de Chile [Ediciones del Centro de investigaciones estéticas], Santiago de Chile 1969, 248 págs; El misterio de la poesía, Ediciones Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile 1974-1981, 3 vols; Verdad y libertad, Ediciones Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile 1977, 206 págs.; De Santo Tomás a Velázquez, pasando por Lope de Vega, Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago, Santiago de Chile 1981, 205 págs.; El orden político: ¿tradicionalismo? ¿fascismo? ¿democracia?, Editorial Covadonga, Santiago de Chile 1985, 196 págs.; Catolicismo y democracia, Corporación Estudios Nacionales, Santiago de Chile 1988, 178 págs. ; El respeto de la persona humana: mito y realidad desde la Revolución Francesa, Corporación de Estudios de Formación Social, Santiago de Chile 1989, 89 págs.: Derechos Humanos. Mito y Realidad, Nuevo Extremo, Chile 1993, 197 págs. Con el ánimo de recordarle, y fuera de los ámbitos y círculos oficiales, que han pasado por alto su centenario, algunos de sus amigos y discípulos, convocados por los académicos Alejandro San Francisco Reyes, Cristián Garay Vera, José Enrique Schroeder, Felipe Widow Lira y Gonzalo Larios Mengotti, se reunieron en las aulas de las Universidad del Desarrollo (Campus de San Carlos de Apoquindo, en Santiago de Chile) con el firme propósito de recordarle y al mismo tiempo de impulsar el estudio de la persona y de su amplísima obra. La jornada, que quiere ser la primera de otras que vendrán en el futuro, se dividió en dos mesas redondas; en la primera de ellas se abordó la “Personalidad y carácter de Osvaldo Lira”, y en ella hablaron José Enrique Schroeder Quiroga y Julio Retamal Favereau. La segunda mesa trató de las “Claves del pensamiento de Osvaldo Lira” y en ella debían haber hablado el profesor español Miguel Ayuso Torres, invitado especial para la ocasión, junto al diputado Gonzalo Ibáñez Santa María, y el profesor chileno Vicente Cordero Barrera. A última hora, y dada la imposibilidad de asistir de los dos últimos, sería Juan Carlos Ossandon Valdés el encargado de hablar en dicha mesa. Se daba la circunstancia –además- que el citado profesor chileno debería participar algunas semanas más tarde, y convocado por la Sociedad Tomista Argentina, en la XXIX Semana Tomista, que este año llevaba el título de ”Diálogo entre Filosofía, Teología y Ciencias” y en la que participaría con la ponencia “Ontología del catolicismo. Homenaje a Osvaldo Lira”. El primero en hablar fue José Enrique Schroeder, quien tras solicitar que el público asistente se pusiera en pie y rezara el Credo, contó infinidad de anécdotas referidas a la vida del Padre Lira. No faltaron las anécdotas que ponían de relieve su aparente “mal genio”, junto a aquellas otras que mostraban la lealtad con sus amigos o la compresión que tenía con estos, convirtiendo en pequeños defectos sin importancia lo que en otros tachaba de grandes errores o incluso “pecados mortales” que les llevaría a arder irremediablemente en el fugo del infierno. Pero lo que sí quedo claro fue su gran humanidad y su vocación religiosa; o su preocupación por salvar almas, incluso las de sus contrarios en el campo de la política. Se desveló -incluso- cómo tras el suicidio de Salvador Allende el Padre Lira llegó a celebrar una “misa gregoriana” por la salvación del alma del Presidente fallecido. Julio Retamal Favereau recordó, por otra parte, la preocupación del padre Lira con la anarquía litúrgica surgida tras el Concilio Vaticano II, que se enmarca, por otro lado, con su crítica al mismo: “El Concilio Vaticano II hay que borrarlo todo de un plumazo. No hay nada que me interprete, salvo las cuestiones dogmáticas en que se cita a concilios anteriores. Hay cosas que las pudo haber redactado el más pintado de los liberales. Hubo malos manejos, hubo censura, hubo manipulación, se alteraron las comunicaciones. Lo que no sea dogma puedo borrarlo de un plumazo y no caer en herejía. Los papas que lo convocaron dijeron que era un concilio puramente pastoral. Sólo los dogmas de fe uno está obligado a acatarlos.”[Osvaldo Lira a Parrini en 1993] . Retamal también se refirió a su preocupación por los hechos que se avecinaban, sobre todo después de que la izquierda “tomara” la sede de la Universidad Católica en 1967, hecho que interpretó como un síntoma incipiente de la espiral de violencia que iba a durar años e iría in crescendo hasta abrasar a toda la sociedad chilena en un fuego que estuvo a punto de destruirla. También recordó algunos aspectos que afectaron directamente a la vida del Padre Lira como aquel que hacía referencia a su renuncia del comité editorial de la revista Tizona, renuncia que le fuera solicitada por el nuncio Papal a instancias del cardenal Raúl Silva Henríquez, el cual -por cierto- había excomulgado a un tío del Padre Lira, por publicar un libro cuyo título era el de La Compañia de Jesús ¡ Ay Jesús qué compañía! . En la segunda de las mesas destaca la participación del profesor español Miguel Ayuso, quien habló en primer lugar. Tras comentar -brevemente- cómo y cuándo conoció a nuestro personaje en un lejano agosto de 1996, meses antes que éste falleciera, desveló algunos aspectos relacionados con la vinculación existente entre el pensamiento del padre Lira con el Carlismo; haciendo para ello referencia a su libro Nostalgia de Vázquez de Mella, al que calificó como una de las mejores aproximaciones al estudio del pensamiento tradicionalista del célebre pensador asturiano. En este sentido también recordó el orgullo con el que Osvaldo Lira lucía la medalla de la Legitimidad Proscrita, otorgada a comienzos de 1996 por S.A.R. Don Sixto de Borbón-Parma, así como su amistad con Rafael Gambra, o la demoledora crítica a Ortega y Gasset y su raciovitalismo, la cual quedó plasmada en su obra Ortega y su espíritu. La jornada se cerraría con la presentación, por parte de Felipe Widow, de la Corporación Osvaldo Lira; dicha Corporación -en la que vienen trabajando muchos de los asistentes al acto- pretende constituirse en un centro de estudio y reflexión de los escritos de Osvaldo Lira, tratando así de preservar su memoria y su obra. En este sentido convendría también recordar que algunas semanas atrás se había llevado a cabo, en la Pontificia Universidad Católica de Chile, la presentación de una reedición de uno de sus libros, La vida en torno, ensayos; publicado inicialmente por la editorial de la Revista de Occidente, en (Madrid) 1949, y editado ahora -55 años después – por primera vez en Chile. Habría que precisar que la reedición, que lleva un prólogo de Juan Antonio Widow, fue editada por el Centro de Estudios Bicentenario (www.bicentenariochile.cl). La jornada sirvió como punto de encuentro de amigos y discípulos -tal y como ya se ha apuntado- pero también contó con la asistencia y participación de un nutrido grupo de estudiantes interesados por acercarse a la figura de Osvaldo Lira, tal vez uno de los intelectuales más relevantes del Chile del siglo XX, y cuya figura y obra no se puede llegar del todo a comprender si ésta no va acompañada de sus compañeros de generación, entre ellos la de los historiadores Jaime Eyzaguirre y Mario Góngora. Juntos compartieron las trincheras de la revista Estudios y la gran mayoría de los discípulos de uno lo son del otro, y viceversa. Fue la generación de católicos que combatieron el desviacionismo mariteniano, adoptaron las tesis milenianistas, y no claudicaron ante el modernismo eclesiástico o el embate de la incipiente Teología de la Liberación. Estamos seguros, es más, podría afirmarse, que actos como éste no tendrán el eco y la difusión de los grandes medios de comunicación, y que las ascuas del centenario de Ricardo E. Neftalí Reyes (perdón, Pablo Neruda) aun prenderán en años posteriores; pese a todo, aquellos que conocieron al padre Osvaldo Lira, aquellos que fueron sus amigos y discípulos, deben recordar al mundo entero que en Chile no todo es Pablo Neruda, que Chile ha dado grandes intelectuales -como los ya citados Jaime Eyzaguirre y Mario Góngora- hoy injustamente olvidados por defender valores considerados “políticamente incorrectos”.

•- •-• -••• •••-•
José Díaz Nieva

Biografía y semblanza Wikipedia-14-9-2007

Su padre fue don Luis Lira Luco y su madre Doña María Cristina Pérez Valdés. El sacramento del bautismo se realizó el mismo día de su nacimiento por el rito Católico

El noviciado en la Congregación de los Sagrados Corazones lo inicia a sus 18 años en el año 1922, fue ordenado Sacerdote en 1928, estuvo en ella hasta su muerte. Se destaco por enseñar siempre de las fuentes, no recurría a manuales, sino que se dirigía derechamente a la Sagrada Escritura y a los escritos de Santo Tomás de Aquino.

Fue profesor en el noviciado, reemplazando al profesor titular algunas veces, el Padre “Adalberto Maury”, a la vez que antes de terminar sus estudios también fue profesor en el Colegio de los Sagrados Corazones de Valparaíso tanto de Castellano como de Cosmografía Vivió durante la década de 1940 en España. Colaboro con revistas tales como “Alférez”, “Cuadernos Hispanoamericanos” “Revistas de Ideas Estéticas” y "Revista de Filosofía" y escribió en numerosas revistas de cultura católica, entre ellas revista Estudios y Finis Terrae. Fue un opositor al Concilio Vaticano II Fue opositor al gobierno socialista de corte marxista del Presidente Salvador Allende

Profesor de Ontología y Gnoseología en la Pontificia Universidad Católica de Chile, institución que lo distinguió con el grado de Doctor Scientiae et Honoris Causa en 1989. También obtuvo el título de Miembro Académico Honorario de la Universidad Adolfo Ibáñez En cuanto a la formación de la Universidad Santo Tomás (Chile), su fundador y posterior presidente de la Junta Directiva, Gerardo Rocha, contó con la colaboración de destacadas personalidades académicas, como Juan Gómez Millas, Jorge Millas Jiménez, el R.P. Osvaldo Lira, Ignacio Larrañaga, Grete Mostny, Desiderio Papp, Fernando Moreno, Carlos Mercado, Óscar Johansen y Héctor Croxatto, entre otras figuras del mundo científico y humanista nacional. El Padre Lira se incluye dentro de los grandes pensadores denominados conservadores del siglo XX de Chile

El Profesor don Juan Antonio Widow en el prólgo de la Segunda Edición de La Vida en Torno, publicada por la celebración del centenario del nacimiento del Padre Lira escribiría:

“ Su obra escrita es la punta del témpano que sobresale del agua. Sus libros y artículos tratan todos los temas que le apasionaron, y su número es abundante. Pero su docencia la realizó sobre todo a viva voz. Y a fe que viva. Profesor de los colegios de la Congregación de Valparaíso, Concepción, Santiago, Miranda de Ebro y Madrid; en la Universidad de verano de Santander, en la Católica de Valparaíso y ne la Católica de CHuile en Santiago, donde se le concedió el doctorado Scientiar et honoris causa; conferenciante brillante en muchísimas aulas y academias de España y de Hispanoamérica. Sin embargo, esa voz fue oída principalmente en las conversaciones a la salida de clases o en las tertulias en casas de sus amigos. Estos amigos, muchos de ellos, eran los alumnos que habían sido conquistados por la inteligencia clara, por su franqueza, por la pasión con que defendía las verdades, y por el afecto espontáneo y casi infantil que manifestaba por sus discípulos y, en general, por quienes, aun en desacuerdo con él, mostraban docilidad en la discusión y buen humor; es decir, que no eran tontos graves. Porque la verdad es que los tontos graves lo engrifaban y que muchas veces lo sacaron de quicio. ”

Juan Antonio Widow, Prólogo, La Vida en Torno[1]

Bibliografía

  • Nostalgia de Vázquez de Mella, Difusión Chilena [Colección Verbo], Santiago de Chile 1942, 239 págs. 2ª edición, Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile 1979, 363 págs.
  • Versión española de Paul Glorieux, Cuerpo místico y apostolado: El dogma de la unidad cristiana expuesto a la juventud, Pax [Colección Vida, 11], San Sebastián 1943, 146 pág.
  • «La belleza, noción trascendental», Revista de Ideas Estéticas (Madrid), 1945, nº 10, págs. 181-208.
  • «La monarquía de Quevedo», Revista de Estudios Políticos (Madrid), 1946, nº 27-28, págs. 1-46.
  • Estudio preliminar a Dante Alighieri, Tratado de monarquía, Instituto de Estudios Políticos [Biblioteca española de escritores políticos], Madrid 1947, 183 págs.
  • «Soloviev y la misión de Rusia», Estudios (Santiago de Chile), 1947, nº 169-170, págs. 3-28.
  • Visión política de Quevedo, Seminario de Problemas Hispanoamericanos [Cuadernos de Monografías, 3], Madrid 1948, 286 págs.
  • La vida en torno, ensayos, Revista de Occidente, Madrid 1949, 365 págs. Recopilación de trabajos ya publicados: La Belleza, noción trascendental; La misión de Rusia según Soloviev; Introducción a la monarquía dantesca; Lirismo y Épica; Pensamiento y medida de Maritain; Visión de España. – Segunda Edición 2004, con prologo de Juan Antonio Widow, Santiago de Chile, Ediciones Centro de Estudios Bicentenario, ISBN 956-8147-05-5
  • «La actitud política de Maritain», Cuadernos Hispanoamericanos (Madrid), 1949, nº 7, págs. 185-189.
  • «Aclaraciones sobre el carácter trascendental de la belleza», Revista de Filosofía del Instituto Luis Vives (Madrid), 1949, nº 30, págs. 479-493.
  • Hispanidad y mestizaje, y otros ensayos, Cultura Hispánica [Colección hombres e ideas], Madrid 1952, 263 págs.
  • «El cristianismo de José Ortega y Gasset», Finis Terrae (Universidad Católica de Chile), 1954, nº 2, págs. 35-57.
  • Ortega en su espíritu. I: Metafísica y estética, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile 1965, 443 págs.
  • Ortega en su espíritu. II: Psicología, gnoseología, política, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile 1967, 405 págs.

-Poesía y mística en Juan Ramón Jiménez, Pontificia Universidad Católica de Chile [Ediciones del Centro de investigaciones estéticas], Santiago de Chile 1969, 248 págs.

  • «Nación y nacionalismo», páginas 19-66 de Enrique Campos Menéndez, Pensamiento Nacionalista, Gabriela Mistral, Santiago 1974, 330 págs.
  • El misterio de la poesía, Ediciones Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile 1974-1981, 3 vols.
  • Editor de El bien común, Segundas Jornadas de Derecho Natural, Ediciones Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile 1975, 206 págs.
  • Verdad y libertad, Ediciones Nueva Universidad, Universidad Católica de Chile 1977, 206 págs.
  • De Santo Tomás a Velázquez, pasando por Lope de Vega, Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago, Santiago de Chile 1981, 205 págs.
  • El orden político: ¿tradicionalismo? ¿fascismo? ¿democracia?, Editorial Covadonga, Santiago de Chile 1985, 196 págs.
  • Catolicismo y democracia, Corporación Estudios Nacionales, Santiago de Chile 1988, 178 págs.
  • El respeto de la persona humana: mito y realidad desde la Revolución Francesa, Corporación de Estudios de Formación Social, Santiago de Chile 1989, 89 págs.
  • Derechos Humanos. Mito y Realidad, Nuevo Extremo, Chile 1993, 197 págs.
  • Entrevista: «Osvaldo Lira: El demonio está entre nosotros», en Vicente Parrini Roces, Matar al minotauro. Chile, ¿crisis moral o moral en crisis? Conversaciones con Antonio Bentué, Diamela Eltit, Humberto Giannini, Martin Hopenhayn, Osvaldo Lira, Editorial Planeta Chilena SA, Santiago de Chile 1993.

Libros sobre P. Osvaldo Lira

  • Varios, Padre Osvaldo Lira: en torno a su pensamiento. Homenaje en sus 90 años, Universidad Adolfo Ibáñez, Editorial Zig-Zag, Santiago de Chile 1994, 732 págs. ISBN:956-12-0960-8 / 9561209608
  • Cristian Garay Vera, «La idea de Tradición en el P. Osvaldo Lira, SS.CC.», Verbo, marzo-abril, 1994.
  • «Escritos del Padre Osvaldo Lira en la Revista Estudios», Recopilación y estudio preliminar por Cristian Garay Vera, Instituto de Filosofía R.P. Osvaldo Lira SS.CC., Universidad Bernardo O’Higgins. Santiago, octubre, 1998.
  • José Luis Widow Lira, «Creación y ley en el pensamiento de Osvaldo Lira», revista Philosophica (Universidad Católica de Valparaiso), nº 19-20.

Enlaces

Notas

  1. Padre Osvaldo Lira, La Vida en Torno, Santiago de Chile, Ediciones Centro de Estudios Bicentenario, Prólogo del Profesor don Juan Antonio Widow, pagina XI, ISBN 956-8147-05-5 .

La influencia intelectual del padre OSVALDO LIRA

José Joaquín Ugarte Godoy

Al cumplirse diez años del fallecimiento del padre Osvaldo Lira, uno de los más importantes filósofos chilenos del siglo XX, queremos recordarlo y decir algo sobre su vida y pensamiento y sobre la poderosa influencia que ejerció y sigue ejerciendo en nuestro medio.

El Padre Lira nació en Santiago el 11 de febrero de 1904 y murió en esta misma ciudad el 20 de diciembre de 1996. Tras seguir un año de ingeniería y otro de leyes en la Universidad Católica, ingresó a la Congregación de los Sagrados Corazones -de los Padres Franceses, como aquí se la llama-, donde se ordenó de sacerdote en 1928. Enseñó Filosofía, Historia y Castellano en los colegios de esa congregación en Valparaíso, Concepción y Santiago. Con Jaime Eyzaguirre, Julio Philippi y el Dr. Armando Roa constituyó el núcleo de pensadores que redactaron por años la famosa revista católica Estudios. Estuvo en España entre 1940 y 1952, donde hizo clases en los colegios de los Padres Franceses en Miranda de Ebro y Madrid, y publicó estando allá sus libros "Nostalgia de Vásquez de Mella", "Visión Política de Quevedo" e "Hispanidad y Mestizaje", sobre filosofía política, y su libro de ensayos filosóficos y estéticos "La Vida en Torno". En España hizo también clases en la Universidad Internacional de Verano de Santander, y en los Cursos de Verano de Cádiz y de Santa María de la Rábida, adonde concurrían alumnos de España y de Hispanoamérica. En España conoció y frecuentó en calidad de amigo a grandes escritores y artistas, como Vicente Aleixandre, Gerardo Diego y Joaquín Rodrigo, entre otros. De vuelta a Chile, fue nombrado profesor de metafísica en la Escuela de Filosofía de Universidad Católica de Valparaíso, y trasladado a Santiago fue profesor de ontología, teología natural y ética en la Universidad Católica de Chile hasta 1989. Entre 1965 y 1967 publicó su famosa obra sobre el pensamiento de Ortega y Gasset, "Ortega en su Espíritu", en dos tomos, y luego vinieron sus libros "Poesía y Mística en Juan Ramón Jiménez" (1969), "El Misterio de la Poesía", imponente tratado de "Filosofía de la creación humana en tres tomos" (1974, 1978, 1981); "Verdad y Libertad" (1977), "De Santo Tomás a Velásquez, pasando por Lope de Vega" (1981), "El Orden Político" (1985), "Ontología de la Ley" (1989), etcétera. Su obra filosófica El padre Osvaldo Lira no fue sólo un eximio profesor de filosofía: fue un filósofo eminente que pensó por su cuenta dejando obras originales y de gran influencia, que prolongaban el pensamiento tomista: En "Nostalgia de Vásquez de Mella", propone la representación corporativa como el único límite real al poder, después de la ley natural, que puede evitar los totalitarismos liberal, socialista y fascista; en los breves ensayos titulados "La belleza noción transcendental" y "El esplendor de la forma" sostiene que la belleza es en realidad el mismo ser, y todo ser, en cuanto que plenamente conocido deleita, como son equivalentes del ser la verdad y el bien; "El Misterio de la Poesía" es un estudio de la ontología de la obra bella, o mejor de la obra humana en cualquier campo, y del poeta o creador humano, a la luz de la analogía entre la creación de Dios y la que, en dependencia de Él, es posible al hombre; "Poesía y Mística en Juan Ramón Jiménez" es un estudio original, finísimo y esplendoroso, en el cual sostiene el padre Lira que la obra del poeta español es fruto de una contemplación mística natural, en que la connaturalización con la realidad por experiencia vital va llevando al autor del conocimiento de las cosas exteriores, al conocimiento de sí mismo, de ahí al conocimiento del ser, común a las cosas y al yo, y de ahí al conocimiento de Dios como ser infinito; e interpreta y explica con esta clave toda la obra Juanramoniana; en "¿Vigencia o inutilidad del Tomismo?" muestra y sintetiza lo estructural y permanente en la filosofía de Santo Tomás, y pone de manifiesto su carácter novedoso y su actualidad perenne; en "Analogías del Conocer", ensayo que iba a ser la base de una Ontología del Conocimiento, que no llegó en definitiva a escribir el padre Osvaldo, compara el conocimiento de Dios en que no hay ni puede haber noticia recibida de algo externo, con el de los ángeles en que se conoce lo exterior mediante representaciones con que los ángeles son creados, y con el conocimiento del hombre, que proviene de sus representaciones de las cosas exteriores suscitadas en él por ellas mismas al ser iluminadas por la actividad del propio intelecto; en "Ontología de la ley", el padre Lira define la ley metafísicamente como la naturaleza de cualquier efecto mirada como principio de subordinación a su causa, definición que comprende a las leyes del hombre, de cualquier ente de la naturaleza y de las propias creaciones humanas, y que es luminosa y propia del padre Lira y un gran aporte a la Metafísica. Un sabio chileno El padre Lira fue un sabio. Se llama sabiduría, propiamente, a la filosofía primera o metafísica: al estudio del ser en cuanto ser. Quien posee a su medida humana esta ciencia, que como dice Aristóteles es ciencia libre o desinteresada y propia de Dios, es el sabio: él ha llegado a esa zona de la realidad en que se reducen a unidad todas las cosas, y por eso sabe mucho, que no es lo mismo que saber muchas cosas, como decía siempre el padre Osvaldo. Fue desde la perspectiva metafísica que Osvaldo Lira abordó todos los temas: no sólo los propiamente ontológicos, sino los de teología, estética, política y crítica literaria. En todos estos campos hacía resplandecer siempre los primeros principios del ser; y era su fidelidad a ellos la que comunicaba a sus obras esa libertad que todos le admirábamos, y que pone Aristóteles entre las notas principales de la filosofía. "Deslumbrante, anonadador" El padre Lira fue un hombre "deslumbrante, anonadador", como ha dicho el historiador Gonzalo Vial, su discípulo en el Colegio de los Padres Franceses. Resplandecía en él el amor a la verdad: jamás la consideró un medio para otras cosas, por nobles que fueran, ni la disimuló por motivo alguno, ni de estrategia para lograr buenos fines, ni de oportunidad, ni de popularidad, modas o respetos humanos. Asimismo, era característica del padre Osvaldo, como lo dijo Rafael Gandolfo, también discípulo suyo, cuando él cumplió cincuenta años de religioso, el amor a la obra bien hecha, a la creación humana realizada con todas las de la ley. De su amor a la verdad y de su caridad teologal derivaban en el padre Osvaldo su espíritu justiciero y su carácter profundamente democrático: jamás hizo discriminación arbitraria: no hubo nunca en él acepción de personas. Tenía una capacidad enorme para ser amigo de cualquiera que lo necesitase o buscase, y una lealtad cabal. Hombre cordial, cálido, ponía su alma en todo cuanto hacía o decía. Espíritu noble, defendió siempre las buenas causas, por muy minoritarias que fueran. Fue profundamente bueno y humano, y el sacerdocio constituyó para él siempre lo primero.
Y fue también sumamente querido y admirado: cada vez que se organizó un banquete para celebrar un aniversario significativo de su vida religiosa o de su labor docente, asistieron centenares de personas, y entre ellas, siempre, innumerables discípulos de los colegios en que enseñara, y de las universidades en que hizo clases. Con semejantes condiciones, el padre Osvaldo ejerció un magisterio vastísimo y de gran alcance. Un buen reflejo de la importancia de la obra y el magisterio de Osvaldo Lira es el importante libro de estudios dedicados a él para rendirle un homenaje al cumplir sus noventa años ("El Padre Osvaldo Lira. En torno a su pensamiento", Universidad Adolfo Ibáñez, Zig-Zag, 1994). Hubo en este volumen trabajos de teología y espiritualidad, filosofía, moral y política, Derecho, Historia, y estudios sobre poesía. Colaboraron autores nacionales y extranjeros: españoles y argentinos ilustres y un ministro de la Corte Suprema del Perú. Por último, fue el padre Osvaldo un gran defensor de la fe y también del tomismo: para él la filosofía era, como para Santo Tomás, la sierva de la Teología, sin perjuicio de que debía cultivarse según sus propios principios y métodos y guiarse por la razón natural. Fue el padre Osvaldo un faro y una roca inconmovible en medio de las horrorosas y tristes deserciones de parte del clero y errores teológicos de la década de 1960, que mostraron tan de cerca el misterio de iniquidad, de que nos habla San Pablo, llevando al Paulo VI a decir que la Iglesia se hallaba en un verdadero proceso de autodemolición. Sin la colosal y permanente defensa que hizo el padre Osvaldo de la filosofía tomista con su notable competencia técnica y erudición por un lado, y con un denuedo que lo llevó a actuar siempre contra viento y marea, por otro, esa línea de pensamiento habría prácticamente desaparecido de nuestro país.